A mis manos ha llegado un libro del profesor Cal Newport, titulado “Slow Productivity” autor de otros títulos como “Minimalismo digital” o “Un mundo sin email” en su última obra plantea un nuevo enfoque sobre la productividad que se asienta en tres pilares, hacer menos cosas, enfocarse en la calidad y bajar el ritmo de trabajo.
Trabajar de una manera más sana, sostenible, consciente y natural, poniendo límites, siendo realistas de las capacidades, gestionando los picos y cargas de trabajo, y rebajando estrés y mejorando rendimientos.
La “Productividad lenta” es una filosofía de trabajo que pone énfasis en la calidad y el significado de las tareas en lugar de la cantidad y la velocidad con las que se realizan. Este enfoque se contrapone a la cultura de la productividad extrema y el trabajo frenético, que a menudo conduce al agotamiento y la insatisfacción personal. En lugar de apresurarse para hacer más en menos tiempo, la productividad lenta promueve un ritmo de trabajo más pausado y reflexivo, asegurando que cada tarea se realice con esmero, atención y cuidado.
Los principios básicos de la Productividad Lenta que propone Newport son:
Enfocarnos en la calidad: priorizar siempre calidad de trabajo sobre cantidad. Se trata de hacer las cosas bien, prestando atención a los detalles, asegurando que el resultado sea satisfactorio y duradero.
Ritmos y cargas sostenibles: la productividad lenta aboga por un ritmo de trabajo que se pueda mantener a largo plazo sin causar agotamiento. Esto incluye tomar descansos regulares y evitar trabajos excesivos.
Conciencia y atención plena: ser plenamente consciente y estar presente en nuestro puesto de trabajo y comprometido con las tareas en cuestión, evitando y minimizando distracciones y practicando la atención plena para mejorar la concentración y disfrutar con el trabajo.
Equilibrio entre la conciliación familiar y el Trabajo: buscar un equilibrio saludable entre las responsabilidades laborales y la vida personal. Esto incluye dedicar tiempo a las relaciones personales, hobbies y actividades que aportan alegría y satisfacción.
Reflexión y Propósito: reflexionar sobre el propósito y la importancia del trabajo realizado, asegurando que esté alineado con los objetivos personales y profesionales a largo plazo.
Los principales beneficios de la aplicación de este concepto de Productividad Lenta son:
Reducción del Estrés y el Agotamiento: al mantener un ritmo de trabajo sostenible, se reduce el riesgo de agotamiento y estrés crónico. Esto conduce a una mejor salud mental y física.
Mejora de la Calidad del Trabajo: la atención a los detalles y el enfoque en la calidad resultan en un trabajo de mayor calibre, lo cual produce un mayor nivel de satisfacción y es apreciado tanto por uno mismo como por los demás.
Mayor Satisfacción Personal: al equilibrar el trabajo con actividades personales significativas, se puede encontrar un mayor sentido de satisfacción y realización en la vida diaria.
Mejora de la Creatividad: un ritmo más lento permite un espacio para la reflexión y el pensamiento creativo, lo cual puede conducir a ideas más innovadoras y soluciones efectivas.
Relaciones Más Fuertes: dedicando tiempo a las relaciones personales y profesionales, se pueden construir conexiones más sólidas y significativas.
Debemos ser conscientes que este método también tiene sus puntos débiles que debemos conocer y aceptar para que la Productividad Lenta de sus frutos:
Ritmos de entrega más lentos: en entornos laborales donde la velocidad es crucial, la productividad lenta puede no ser viable. Las expectativas de entrega rápida pueden entrar en conflicto con este enfoque.
Percepción de Ineficiencia: en culturas empresariales orientadas a resultados rápidos, aquellos que adoptan la productividad lenta pueden ser percibidos como menos eficientes o menos comprometidos.
Desafíos en la Implementación: adoptar la productividad lenta requiere un cambio significativo en la mentalidad y la cultura de trabajo, lo cual puede ser difícil de implementar en algunas organizaciones o para personas acostumbradas a ritmos rápidos.
Riesgo de Aislamiento: practicar la productividad lenta puede llevar a sentimientos de aislamiento si no se está en sintonía con el ritmo del equipo o la organización, generando posibles tensiones.
Poder valorar nuevas corrientes y enfoques hace que podamos salir fuera del foco y de las modas o ideologías y poder adaptar el modelo de vida y de empresas a nuestra personalidad.
Este sistema no es para todos y no se trata de algo mayoritario, pero si esperemos que sirva para adaptar los ritmos vitales y conectarnos con las realidades del nuevo mundo que nos va a tocar adaptarnos para ser más sostenibles y eficientes en otros parámetros.
La productividad lenta no se trata de ser menos productivo, sino de ser más consciente acerca de cómo se gasta el tiempo y la energía. Al adoptar este enfoque, las personas pueden encontrar una mayor satisfacción y significado en su trabajo y en sus vidas.
La productividad lenta ofrece un enfoque refrescante y saludable para trabajar y vivir, priorizando la calidad, la sostenibilidad y el equilibrio. Aunque puede enfrentar desafíos en entornos de trabajo acelerados y orientados a resultados inmediatos, sus beneficios para la salud mental y física, así como para la calidad del trabajo y la satisfacción personal, son innegables. Adoptar la productividad lenta puede requerir ajustes y un cambio de mentalidad, pero puede llevar a una vida laboral más significativa y equilibrada.
Antonio Luis González Núñez
Presidente de Fedeco Canarias